¿Qué es lo que nos hace fracasar?

¿Cuántas veces ni siquiera empezamos una tarea porque fallamos anteriormente? ¿Cuántas veces asociamos una situación con otras, totalmente sin relación, pero que en nuestra mente lo están?
Si al comenzar una nueva actividad tenemos incorporada la idea de que no podemos, nuestro enfoque se verá altamente reducido porque estamos ocupados en lo que puede llegar a pasar sin enfocarnos en el presente.
Si nuestra mente está siendo constantemente atrapada por pensamientos negativos de “nunca voy a poder tener éxito al nivel que otros pueden”, se verá reducida nuestra capacidad de lograrlo.
Constantemente estamos siendo bombardeados con comparaciones, siempre vemos las cosas que podríamos tener si tuviéramos talento. Vemos el resultado final obtenido de los demás después de muchos años de esfuerzo pero para nosotros es como si tuvieran la habilidad de forma innata.
Cuando nos demos un respiro, podremos empezar a notar las cosas que nos rodean en su totalidad.
¿Nunca te has sorprendido de qué tan bien pudiste hacer algo cuando no estabas pensando?
Mucha gente lo asocia esto cuando tenemos extensa experiencia en un tema, pero yo lo asociaría más con el reconocido estado de fluidez (Flow), donde trabajamos de una forma eficiente por más que ciertos eventos surjan de forma imprevista, resolviéndolos sin saber que realmente podíamos hacerlo.
A mí me ha sucedido esto pero siempre termino saliendo del mismo cuando entra un pensamiento llamado “ya vengo un tiempo sin fallar” y casi de forma inmediatamente erro en algo.
Me saboteo de forma inmediata porque en mi cerebro entra el término estadística, pienso “1 de 10 va a tener un error”, que termina pasando porque lo pensé. Es la misma preocupación que uno empieza a tener cuando hace una prueba de múltiple opción y todas las respuestas terminan dando “C”. Subconscientemente vas a estar pensando que no puede seguir siendo la respuesta “C” o que alguna respuesta anterior está mal, dándonos el factor miedo al fracaso o un potencial fracaso acumulado. Ya no nos enfocamos en las cosas que estamos haciendo en el momento, estamos viviendo una ansiedad innecesaria y estrés por una anticipación inadecuada.
Los pensamientos erráticos incluidos nuestros preconceptos estadísticos, comparativos y expectativas de éxito no solo son las principales razones de nuestros fracasos, sino que también son los causantes que limitan el no vivar en plenitud.
Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto?
Por un lado tenemos que redefinir el concepto de fracaso y aceptarlo. Si preguntamos a las personas que nos rodean si el fracasar es positivo o negativo, la gran mayoría te dirá que es malo, y es ahí donde está el problema. Nadie quiere fracasar porque significa algo negativo, no queremos ser asociados con esto y es por eso que tememos el intentar hacer cosas nuevas o de una forma diferente, no queremos reconocer donde estamos fallando actualmente y seguimos haciendo las cosas mal en muchas situaciones porque están dando resultados suficientes, cuando en realidad el fracasar es reconocer donde tropezamos para no caernos en el mismo lugar de nuevo.
Su no reconceptualización limita nuestra creatividad y sentimiento de pertenencia. Si nos dicen que se tiene que hacer de esta forma porque tiene resultados, por más que seamos mediocres en la acción, seguiremos ese camino ya que fue demostrado con anterioridad. Para peor nos compararemos con otros que siguiendo esos pasos logran mejores resultados, frustrándonos y poniendo pensamientos negativos que rondaran por un buen tiempo en nuestra mente.
Ahora, podemos poner un post-it lindo en nuestra oficina, lugar de trabajo o habitación, pero eso no significa nada de nada en realidad si no hay una acción de trasfondo. Tengo conocidos adictos a imprimir frases inspiracionales y pegarlas en sus paredes porque dicen que el verlas los impulsa al éxito pero, siendo honesto, yo tengo una carpeta con 500 imágenes que la verdad no tienen ese impacto.
Lo que sí te puedo aconsejar es algo más sencillo. Cuando puedas ponte una pulsera, un reloj o un anillo, algo fácil de ver que podamos asociar con una simple idea “cuando vamos hacer algo nuevo o que nos pueda causar miedo, respiremos hondo, saquemos todo pensamiento y hagámoslo”. La oxigenación es vital para el cerebro, nos ayuda a liberarnos de cualquier pensamiento, dándonos el enfoque inicial necesario para sobrepasar lo que queremos hacer. Si fallamos, respiramos hondo de nuevo, sacamos los pensamientos que nos infravaloran y nos ponemos a hacer un análisis para ver dónde fue que tropezamos, invirtiendo menos esfuerzos y energía en actividades innecesarias, dándonos la oportunidad que siempre estamos buscando.
A su vez, la neurociencia cognitiva nos dice que este cambio hacia la ausencia de esfuerzo marca una transmisión neuronal en el dominio del hábito, las áreas prefrontales ya no hacen un esfuerzo para hacer el trabajo, ya que los ganglios basales más bajos en el cerebro pueden asumir el control, un modo neuronal que hace que el esfuerzo sea sencillo.
Permitirnos fracasar y tomarlo con otra perspectiva nos abre múltiples puertas, impulsando nuestra eficiencia, sacando pensamientos generadores de ansiedad y reenfocando nuestros esfuerzos. El respirar con profundidad nos dará una mini pausa para resetear nuestra mente y poder afrontar cada problema uno a la vez, sin dejar que se acumulen estando en una incertidumbre de dónde empezar.
Una vez que redefinamos nuestras limitantes y empecemos a respirar de forma eficiente, vamos a poder permitirnos el conocernos sin limitar nuestras acciones debido a los preconceptos del entorno.
Si no tuvieras la voz interior que te dice que vas a fallar, ¿qué harías?
¡¡¡Siéntelo!!!
#desarrollopersonal #motivacion #ambientelaboral #saludlaboral #potencialhumano #inteligenciaemocional #re_creandote #sientelo #empatia #mindfulness #humanresources #culturaltransformation #culturaempresarial #meditación