Emociones Compartidas

Todo el mundo se ha encontrado en la situación incómoda de no poder ver una escena en una película porque siente lo llamado vergüenza ajena, así como ha sentido bronca con una infracción no cobrado en un partido de nuestro deporte favorito (más que nada cuando se está en la gradas) o tristeza en un momento dramático mientras mira una película en el cine. Incluso muchos se ríen de chistes malos simplemente porque escuchan risas de fondo.
Créanlo o no, existe una explicación lógica para tomo esto llamado las neuronas espejo.
Se ha comprobado la existencia de lo que se llama un cerebro social, siendo esto lo que principalmente distingue al ser humano, y con ello viene lo conocido como las neuronas espejo, que forman una conexión entre cerebros donde la persona con más expresividad emocional será quien transmita sus emociones al otro.
Debido a ese canal furtivo generado, existe en todas y cada una de nuestras interacciones sociales un subtexto emocional que determina enormemente todo lo demás. Muchos mensajes son interpretados de forma diferente, ya sea positiva o negativamente dependiendo de cómo nos estamos sintiendo cuando interactuamos. El contagio emocional se produce de una persona a otra automáticamente, instantánea e inconscientemente, escapando de nuestro control. ¿Por qué los silencios se vuelven incómodos sino? Sin darnos cuenta estamos transmitiendo que honestamente no queremos estar en ese lugar.
Influimos de forma constante en el estado cerebral y emocional de los demás, resaltando la relevancia de la gestión de las emociones ya que estas terminan siendo responsable del impacto sobre las de las otras personas.
Es por esta misma razón que ciertas personas las clasificamos como “tóxicas”, subconscientemente lo comprendemos y sabemos que de hablar con ellas van a afectar nuestro estado de ánimo, o como cuando un bebé sonríe no podemos evitar sonreír con él. Lo mismo destaca a las personas carismáticas, quienes al tener una inteligencia emocional desarrollada son capaces de transmitir efectivamente sus emociones para potenciar con energía positiva a las personas que los rodean.
A su vez, si podemos notar estos cambios particulares que influyen en los demás, el donde trabajamos tiene un impacto aún mayor. Si trabajamos en un ambiente donde constantemente la energía y emociones negativas abundan, el trabajador al terminar su jornada volverá a su hogar con estas emociones acumuladas para luego compartirlas con sus seres queridos, significando un impacto dañino que transmitimos a nuestra familia.
Si no cambiamos nuestro ambiente de trabajo, se notará un aumento en el ausentismo laboral, estrés sin razón, desmotivación y depresión que se propaga, ¿quién quiere ir a un lugar donde saben que se transmitirán emociones negativas? ¿Un lugar que afectará indirectamente a las personas que nos importan?
Entonces, ¿qué puede hacer una empresa para remediar esto?
Cuando uno desarrolla su inteligencia emocional pasa por las primeras dos etapas que consisten en un reconocimiento de las emociones y un adecuado manejo de estas. Si las personas pueden saber qué es lo que están sintiendo, serán capaces de comprender lo que están transmitiendo a los demás, pudiendo no solo transmitir lo que están pensando de una forma más efectiva, sino que también ejerciendo un control positivo sobre el ambiente de trabajo que lo rodea, potenciando sus relaciones y resultados. A su vez, podrán comprender con mayor facilidad cómo otros se están sintiendo, evitando que ciertos problemas escalen a magnitudes que no se podrán resolver sin una fuerte inversión de personal, tiempo y dinero.
Buscar crear un ambiente de trabajo balanceado para los empleados es vital no solo para alcanzar resultados, sino para su continuidad y prosperidad.
Si generamos un espacio donde el estrés es sentido de forma constante, las personas lograrán conseguir las metas marcadas pero, como todos han notado, el estrés constante desgasta y deprime a los colaboradores, fomentando el ausentismo y al final a la renuncia de los mismos.
Esto no significa que se tiene que impulsar un espacio donde todo es alegría y felicidad, ya que eso significaría reprimir otros sentimientos. Está bien que las personas se sientan frustradas y reprimidas por ciertas situaciones. Si se les dice que sonrían en todo momento solo se fomentará a que se generen rumores o que las personas hablen por las espaldas de otros, afectando toda la dinámica del equipo y la confianza.
Lo que se aconseja es generar estructuras de diálogo cómodos y sin prejuicios. Espacios estilo coffee break donde se puedan hablar de cualquier cosa, ya sea de procesos o personales.
Una política simple de asertividad inicial muchas veces resulta la herramienta principal para solucionar muchos problemas y evitar la acumulación de emociones negativas, ya que una gran mayoría de problemas laborales se originan con un faltante de comunicación efectiva.
¿Y vos? ¿Cómo sentís el ambiente de la empresa? ¿Qué cosas haces para crear un ambiente positivo y compartir emociones positivas?
¡¡¡Siéntelo!!!
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